¿Te suena esto?

  • Te levantas con taquicardia antes de ir al trabajo.

  • Vas al hospital sin saber en qué servicio vas a caer ni con qué compañeros.

  • No puedes dormir bien.

  • Te cuesta respirar.

  • Sientes que ya no eres tú.

  • Y lo peor… escuchas frases como: «Ya te acostumbrarás.»

A mí también me lo decían. Me lo decían compañeros quemados, frustrados y completamente desconectados de su vocación. Pero yo sabía que nunca me acostumbraría a trabajar en condiciones inhumanas, y así fue. Por eso dejé la sanidad pública: porque necesitaba dormir tranquila y respetar mi conciencia.


No es solo estar cansada

El burnout no es simplemente estar agotada. Es llegar a un punto en el que todo empieza a afectarte de forma profunda, física y mentalmente. En mi caso, no dejé de sentir por los pacientes —al revés: seguía sintiendo muchísima empatía y me rompía el corazón ver cómo otros compañeros desahogaban su frustración con ellos.

Yo no pude, ni quise, participar en ese tipo de dinámica. Por ética, decidí marcharme del hospital. No podía formar parte de algo que me parecía injusto y deshumanizante.


Cuando lo que ves te supera

Ver camas rotas, bombas de perfusión que no funcionan, materiales improvisados… Y que encima te digan: «Así se hace aquí.»
Ver cómo se tapan negligencias con frases hechas. Cómo se normaliza la falta de cuidado.

Y ver también cómo eso no solo lo permite la gestión, sino que muchos profesionales se adaptan, lo aceptan y siguen adelante, sin plantearse nada.

Yo no pude seguir mirando hacia otro lado.


No fue solo cambiar de trabajo

Cambiar de trabajo fue un paso. Pero la verdadera transformación fue personal. Tuve que reconstruirme desde dentro, replantearme muchas cosas y entender cómo había llegado hasta ahí.

Mi camino implicó trabajar en mi mentalidad, mis hábitos y mi forma de priorizarme. No fue rápido ni fácil, pero poco a poco recuperé la claridad y la fuerza.

No te voy a dar consejos. Solo comparto lo que a mí me ayudó en ese proceso de salir del burnout.


CÓMO SUPE QUE TENÍA BURNOUT

Estos fueron algunos de los indicadores más claros para mí:

  • Ansiedad anticipatoria antes de ir al hospital

  • Taquicardias horas antes del turno

  • Irritabilidad constante

  • Insomnio y fatiga persistente

  • Pérdida de confianza profesional

  • Miedo real a cometer errores

  • Sensación de inseguridad, incluso en tareas sencillas

  • Dolencias físicas (disfagia, cefaleas, malestar digestivo)

  • Pensamientos de desidia: “¿para qué me esfuerzo si todo está roto?”

Y sobre todo, esa sensación de que esto no puede ser normal.


Lo que decidí hacer

No fue una decisión impulsiva. Fue un proceso. En mi caso, comencé a poner límites. A cuidar mis hábitos. A cuestionar muchas cosas. Y sí, a cambiar de entorno laboral.

No digo que lo tengas que hacer tú. Solo comparto lo que hice yo y cómo empecé a sentirme mejor.

¿Quieres saber más?

En mi canal de YouTube comparto mi proceso y todos los hábitos y la mentalidad que me han ayudado a superar lo que yo ya he superado. 

Sígueme en Instagram si quieres ver mi proceso diario: https://www.instagram.com/elenaperianes91/

Scroll al inicio